En Argentina, como en Europa, el movimiento universitario vinculado al socialismo dio lugar a la creación de las universidades populares, que ocuparon un lugar central en la educación de los trabajadores. Este modelo incide en algunos países de América Latina (como Brasil, México, Argentina). En Argentina, a partir de la reforma de 1918, la extensión es considerada función central de la universidad. Cabe señalar, sin embargo, que su práctica es anterior a su inclusión como una de las bases doctrinarias del Movimiento. Como antecedente significativo, puede recordarse que en 1905 en la Universidad de La Plata inicia actividades de extensión y que en 1907 Joaquín V. González, como Presidente de esa Universidad, inaugura las Conferencias de Extensión Universitaria y señala la importancia de "la incorporación con carácter legal de la extensión universitaria, esto es, la de una nueva facultad destinada a crear y difundir las relaciones de las enseñanza propia de sus aulas con la sociedad ambiente, de tal manera que lo que hasta ahora había sido una labor voluntaria, espontánea, de las corporaciones docentes, como en Oxford, Cambridge, Harvard, Pensilvania, Columbia, y otras, aquí se recogía su experiencia ya bastante completa y sistematizada y se herejía resueltamente en una función permanente". En esa historia, consideramos que el Departamento Extensión Universitaria (DEU) constituyó un hito significativo en relación con el objetivo de comprometer a la Universidad en el desarrollo de prácticas que contribuyan a modificar condiciones de desigualdad. El Departamento de Extensión Universitaria forma parte del proyecto de universidad que comienza a instalarse en la UBA en 1956, después del golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955, que derroca al gobierno de Perón. Su creación y sus actividades constituyeron parte del esfuerzo para construir una institución que en la legislación, estructura y actividad académica, respondiera a los principios de la Reforma: gobierno colegiado y tripartito, reformulación de la docencia y de la investigación, libertad de la cátedra, ingreso irrestricto, compromiso social de la universidad. La concepción política que orientó su creación y desarrollo evidencia un enfoque que excede los límites de la función de extensión, ya que responde al intento de instalar un modelo universitario que combina los dos aspectos de la Reforma, su naturaleza a la vez cultural y política: la idea de una universidad que contribuya a la transformación de la sociedad que sostiene su existencia. El proyecto de la UBA reconoce cuatro misiones específicas: preservación del patrimonio cultural, investigación científica, formación de profesionales y misión social. En ese contexto, el Departamento de Extensión Universitaria fue la unidad del Rectorado que tuvo como actividad central llevar a cabo proyectos vinculados con esa última función, sin perder relación con las otras. Esta integración permite reconstruir un modelo institucional que confrontaba y daba cuenta no solo de una lucha entre concepciones de extensión sino entre concepciones de universidad. Este movimiento origina una ruptura con los viejos cánones de la universidad en Latinoamérica, con su grado de vinculación al pueblo, el viejo anhelo de próceres anteriores, planteando el fortalecimiento de la función social de la Universidad a través de la Extensión Universitaria. En esta epata se logra una evolución del concepto y el contenido de la Extensión Universitaria, al menos teóricamente, hasta concebirla como un factor de cambio, a partir de su contribución al desarrollo sociocultural de las comunidades latinoamericanas. En 1957 en Santiago de Chile se lleva adelante la primera Conferencia Latinoamericana de Extensión Universitaria y Difusión Cultural , y en 1972 la Segunda. Como gran exponente de la Pedagogía Popular, Freire propició el desarrollo de importantes actividades extensionistas, como la primera alfabetización de adultos en la ciudad de Recife, por parte de la Universidad Federal de Pernambuco, donde se puso de manifiesto el protagonismo estudiantil, junto a la participación profesoral. En la década de los 90 se observó una tendencia a la integración entre diferentes países en este campo, pero en general, los avanzados conceptos generados en la II Conferencia, no se pudieron llevar a la práctica debido a las limitaciones impuestas por el contexto socioeconómico y político existente. La falta de presupuesto, la marginación, la relación con las demás funciones de la universidad, la falta de preparación de los recursos humanos para su desarrollo, la inexistencia de políticas culturales, la insuficiente estructura, la falta de correspondencia entre la planificación y la acción extensionista, entre otros elementos, han caracterizado la situación de la extensión universitaria en la región. En la mayoría de los casos, las tendencias que se manifiestan son las siguientes: un desvirtuamiento conceptual, carencia de sistematización y esporádicos programas y proyectos, que no pasan de ser utopías que generalmente no se concretan por la situación real de estos países. En octubre de 1998 en la Declaración sobre Educación Superior para el Siglo XXI aprobada durante la conferencia mundial sobre la educación superior que tuvo lugar en Paris - Francia, expresa la necesidad de la universidad de articularse con la sociedad y el mundo laboral y responder a sus necesidades de modo practico En los últimos la integración latinoamericana se hace realidad a través de proyectos sociales de gran alcance como el ALBA, en los cuales Cuba tiene un gran protagonismo y donde nuestros centros de educación superior desempeñan una encomiable labor extensionista, participando activamente en diferentes misiones tanto dentro de nuestro país, como en otros países de la región. Esta situación en mayor o menor medida abarca a una gran parte de las naciones latinoamericanas, de tal forma que pudiéramos llamar en estos momentos a esta etapa como período de la integración. En la evolución del proceso de Extensión Universitaria en los países de América Latina se ha puesto de manifiesto la influencia que sobre éste como proceso inherente a la educación en los centros universitarios, han tenido diversas teorías educativas de diferente base filosófica, que han sustentado en ellos el proceso docente educativo.